Wednesday, January 24, 2007

Turning Points!

Me levanto como todos los días y realizo mis tareas cotidianas. Todo transcurre en total normalidad. Nada ha cambiado. No hay indicios de ningún giro trascendental. Un semáforo en rojo, la canción que acaba tras minutos de constante recuerdo y nostalgia, pensamientos difusos entretejidos sobre las nubes del horizonte, conversaciones de siempre, encuentros esperados, satisfacción de las necesidades diarias. Se va consumiendo el día y nada fortuito es lo suficientemente importante como para marcarme de por vida. No estoy consciente de ello, nadie puede estarlo sino hasta después de la experimentación.

Horas después, el sol se oculta y, de pronto, sin aviso previo, sin notificación o preparación psicológica, aterriza en el segundo palpitante, un giro circular a la cotidianidad de mi vida. Es la ruptura de la realidad por el anhelo, la sustitución del ideal, de la norma, de la legalidad; por una fantasía mil veces imaginada. Es un turning point que detiene el conteo del tiempo real y realiza una extrapolación hacia lo deseado, hacia aquello que tanto era esperado y que no veía concretización posible en los días sucesivos. Es así como cada segundo toma vida propia y se pierde del proceso selectivo de las acciones.

Ahora lo que sucede no tiene limitaciones racionales. Es la simple y profunda exposición de los sentimientos sobre la superficie. El giro consiste en la explosión de lo oculto, de lo secreto, de lo compartido solamente con la individualidad. Consiste en el “no pensar”, en ese instante que cambia toda la historia hasta entonces contada, hasta entonces conocida. Cambio radical inesperado que, como una enredadera, va desdoblando cada una de las partes que bajo el pudor se escondían. Y pasan las horas del mundo real sin interrumpir el acto congelado. Nadie experimenta este vacío de realidad. El tiempo y espacio se convierten en cómplices del giro cometido. Ocultan al exterior la ebullición que se está produciendo en vidas ajenas reunidas, no sé aún si es por destino o por decisión. La pasión desbordaba cobra sus placeres.

De pronto, los minutos marcan el tiempo del retorno. La situación fortuita es demasiado compleja para el espectador. Debe sucederse la vuelta a la normalidad, al hilo de los acontecimientos que marcaban un orden cronológico racional y consciente.

Pero es imposible regresar sin recordar el nuevo compás de la historia. No se puede dar marcha atrás olvidando que, a partir de lo sucedido, el final antes previsto está libre de transformarse. El turning point ha revuelto la marea, ha desatado los sentimientos, las acciones ocultas, los deseos prohibidos. Ninguno de los personajes puede volverse al presente sin sentirse diferente, sin reconocer a su reflejo en el espejo con una identidad nueva o parcialmente cambiada.

Y luego, cuando todo vuelve a la normalidad de la narración, los actores se dan cuenta de que Nada fue casualidad. Que todos los acontecimientos triviales suscitados ese día tan aparentemente común al resto, fueron previstos por el destino para el desencadenamiento emocional que sucedió. No había forma de evitarlo, no existía manera para detenerlo.
Ese día comenzó como cuando se entra en el carro de una montaña rusa, una vez adentro, es imposible bajarse. Por más que se reconozca el miedo, la inseguridad, las consecuencias terribles de haber cenado minutos antes. El desenlace es inevitable, y además, deleitable.

Nada pasó por casualidad. Los turning points ya están previstos al final del guión, sólo que los personajes los desconocen. Entonces, ¿cómo hacer caso omiso a la realidad inminente? ¿por qué el reproche de la posibilidad de haberse evadido, y haber escapado del giro emocional ocurrido? No se puede. No se debe.

Pero los personajes no pueden cambiar su forma de vida tan radicalmente como el suceso que trae consigo un giro radical en la historia. Los personajes necesitan volver a su “normalidad” conocida y, a partir de allí, entregarse progresivamente al nuevo comando sentimental despertado. A veces resulta doloroso este proceso de adaptación para algunos.

Pero, el final de la historia está a menos de 60 minutos. Sólo cada actor decide si ir en contra del destino, o entregarse a él. Reaccionar o evadir. Olvidar lo sucedido u olvidarse del pasado vivido. Cada uno decide.

Saturday, January 06, 2007

The Beginning!

Quiero comenzar diciendo por primera vez de muchas futuras, que la vida pasa, colorea el espacio y absorbe los olores cotidianos bajo la almohada del olvido.

Un año más que empieza a correr, ¿es realmente necesario contarlo?, creo que solamente para recordar el pasado tan aferrado que no se deja de remembrar.
No sé si cada final sea como un principio pero doloroso, sólo estoy segura de que cada principio nace con la ilusión de perpetuarse en la reinvención diaria de los instantes.

Extrañar el pretérito es perpetuarlo, ¿será entonces que ya he comenzado mi principio tiempo atrás?

Quizás lo sepa en años venideros... hoy, es este mi comienzo...

I want to start saying for first time of many that life goes away, it draws the space and it absorbs the diary smells under the pillow of the forgotten.

One more year starts to run, is it really necessary to count them?, i guess just to remember the holding past we don't stop of remind.
I don't know if each end it's like a beginning but hurting, i am just sure of each beggining borns with the illusion of stays with the diary reinvention of the instants.

Missing the past is perpetrate it, did i start my beginning before then?

May be i'll know it with the future years...today, this is my start...